1/14/2018

Relaciona las funciones lingüísticas que aparecen con el tipo de texto
TEXTO 2
ADELA. En vez de limpiar la casa y acostarte para rezar a tus muertos buscas como una vieja marrana asuntos de hombres y mujeres para babosear en ellos.
LA PONCIA. ¡Velo! Para que las gentes no escupan al pasar por esta puerta.
ADELA. Es inútil tu consejo. Ya es tarde. No por encima de ti, que eres una criada; por encima de mi madre saltaría para apagarme este fuego que tengo levantado por piernas y boca. ¿Qué puedes decir de mí? ¿Que me encierro en mi cuarto y no abro la puerta? ¿Que no duermo? Soy más lista que tú. Mira a ver si puedes agarrar la liebre con tus manos.
LA PONCIA. No me desafíes, Adela, no me desafíes. Porque yo puedo dar voces, encender luces y hacer que toquen las campanas.
ADELA. Trae cuatro mil bengalas amarillas y ponlas en las bardas del corral. Nadie podrá evitar que suceda lo que tiene que suceder.

En este fragmento de La casa de Bernarda Alba aparecen diversas funciones lingüísticas. Destaca la función apelativa en la que Adela muestra su rebeldía a través de preguntas retóricas que formula a la Poncia para hacerla saber que no tenía nada que hacer para frenar ese amor apasionado que sentía por Pepe el Romano (futuro marido de su hermana mayor) “¿Que me encierro en mi cuarto y no abro la puerta? ¿Que no duermo?”, mediante el uso del modo imperativo “Trae cuatro mil bengalas amarillas”, uso del vocativo para intentar controlarla y convencerla de que ella es capaz de contárselo a todo el mundo “No me desafíes, Adela, no me desafíes” y también el uso del mandato para reclamarla su relación con Pepe el Romano. La función apelativa está relacionada con el lenguaje dialogado ya que se centra en el receptor, al estar reclamando su respuesta.
También aparece la función expresiva en el que destaca la subjetividad del fragmento, en el que cada personaje expresa lo que siente al ver la vida de una manera distinta y sobre todo es usado para insultarse la una a la otra; abundan los adjetivos valorativos “vieja marrana” “inútil”, el uso de la 1ª persona “puedo” “tengo” “duermo” y el subjuntivo “Para que las gentes no escupan al pasar por esta puerta” usado para hacer suposiciones, en este caso la Poncia lo utiliza para referirse a la posibilidad de que la gente se entere de lo que está haciendo Adela ya que esta se convertiría en una persona odiada por toda la gente del pueblo. También predomina el uso de énfasis en oraciones exclamativas “¡Velo!” y se usa palabras con valor connotativo como “fuego” cuando Adela dice “este fuego que tengo levantado por piernas y boca” para referirse al fuerte amor que siente por Pepe el Romano. La función expresiva está relacionada con el lenguaje dramático el cual se centra en la persona que habla, es decir, en el emisor, de esta manera podremos conseguir la individualización y con esto llegaremos a conocer mejor el carácter y comportamiento de cada personaje.

Por último podemos apreciar el uso de la función poética, se usan múltiples recursos lingüísticos como pueden ser, el hipérbaton “no por encima de ti” en el que adelanta el adverbio de negación “no”  y el CCLUGAR para destacar que ella no será la mayor autoridad a la que está dispuesta a enfrentarse para dejar de ocultar su relación amorosa con el futuro marido de su hermana, una metáfora propia de la lengua coloquial “Mira a ver si puedes agarrar la liebre con tus manosmediante la cual Adela la desafía a que intente frenarla sabiendo que no puede y un hipérbole “Trae cuatro mil bengalas amarillas” donde se vuelve a mostrar la rebeldía de Adela al referirse a que no la importa que se entere la gente de su relación ya que como ella dice:  “Nadie podrá evitar que suceda lo que tiene que suceder”. La función poética está relacionada con el lenguaje literario que se centra en el mensaje y la manera en la que se expresa, ya que estos mensajes están cargados de sentidos dobles, sugerencias irónicas “¿Que me encierro en mi cuarto y no abro la puerta? ¿Que no duermo?” e incluso simbolismo puro. Este tipo de lenguaje es muy común en el habla andaluza que presume de no emplear frecuentemente un lenguaje realista.

                                                                                Carlota Tejido